Fundación Salvamento y Socorrismo

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Jueves, 06 Septiembre 2012 02:02

RESPONSABILIDAD CIVIL Y LABORAL

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LA RESPONSABILIDAD CIVIL Y LABORAL

Nadie puede dudar, que la calidad del sistema de enseñanza ha aumentado y por lo tanto los socorristas están mejor formados gracias a las nuevas técnicas y materiales de apoyo al salvamento, grcias a ello, se ha podido dar un salto inconcebible para alcanzar el éxito deseado.

Al obtener mejores resultados, la sociedad se muestra más satisfecha, y de una forma proporcional a los éxitos alcanzados, van disminuyendo las quejas y las demandas judiciales, pero aún siguen los grandes problemas laborales.

La sociedad ha cambiado, y nuestra mentalidad profesional también debe cambiar. Los bañistas creen conocer sus derechos, se juntan y presionan para obtener respuestas convincentes, y saben a quién acudir cuando no están de acuerdo con nuestra forma de actuar.

Nos enfrentamos a una situación de cambio, y debemos estar preparados para los acontecimientos que se avecinan, pués en una sociedad tan materialista y consumista como el que vivimos, la posibilidad de recibir una cuantía económica por un error en la atención que dispensamos a los bañistas o bien por los famosos contratos basuras.

Por esta razón debemos actuar con prudencia, teniendo muy claro hasta dónde pueden llegar las responsabilidades, cómo podemos justificar las ordenes recibidas en casos delicados, dónde empieza y dónde acaba nuestra labor, sin reducir por ello la calidad asistencial y nuestros principios éticos.

El seguro de responsabilidad civil establece un criterio económico de indemnización " pero en lo penal la responsabilidad es individual e intransferible, no hay ninguna cobertura, y además de la inhabilitación puede llegar a la cárcel, poniendo fín a nuestra profesión, causando un trauma a la vida familiar y la estimación personal y profesional.

Es muy sencillo verse envuelto, de la noche a la maqana, en un juicio civil o penal, a causa de un error cometido en el cuidado o salvamento de un bañista, o incluso por órdenes verbales llevadas a cabo, y que no se puede demostrar que han sido efectuadas por iniciativa ajena.

Estos casos siempre se pierden, pués cuando uno se sienta en el banquillo, lo que no figura por escrito es complicado demostrarlo. Las denuncias estén provocando una gran inseguridad, y los profesionales tienen pánico a cometer el mas mínimo error en momentos de saturacion de público y agotamiento físico.

El solo hecho de sentarse en el banquillo te hace sufrir: el socorrista pierde su identidad, el abogado se convierte en el cordón umbilical con su problema. No se puede decir ni como ni cuando va a acabar. Sale en los medios de comunicación, pierde su identidad ante los compañeros, abre la puerta de la duda, y hay transformaciones familiares.

El abogado tiende a darle la razón a su cliente, y se crea una gran confusión en su persona.Se tiene un determinado grado de autonomía para tomar ciertas decisiones, que se adoptan de acuerdo con el propio código ético. Nadie puede hacer una apuesta de que no le va a pasar nada.

La profesión de socorrista es fuente de conflicto y riesgo. Tenemos que acostumbrarnos a vivir con ellos. Los socorristas somos los más interesados en depurar las responsabilidades, porque si no dejariamos de serlo.

Hoy se pone en duda nuestro prestigio por el aumento del numero de socorristas de todas clases y por el cambio de la sociedad. Se ha devaluado y hay una gran perdida de la confianza.

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